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ARISTOTELES HACIA BRIEFING
La voluntad es libre. Si no fuera as�, las cosas
resultar�an mucho m�s f�ciles. Probablemente la
creatividad publicitaria podr�a basarse �nicamente
en la habilidad para interesar y hacer recordable un
mensaje. La idea brillante, la idea que se tiene en
un arranque de intuici�n, o que se aprueba porque
se cree en ella, tambi�n bas�ndose en la intuici�n
de quien la aprueba, ser�a todo lo que necesitar�amos
para hacer buenos anuncios.
Pero como no es as�, como el consumidor no se
deja llevar por nuestros deseos, tenemos las cosas
mucho m�s dif�ciles y hay que determinar muy
claramente cu�l es el argumento que puede persuadir
verdaderamente a la gente para que compre un
producto determinado.
Esta fase previa al acto de anunciar nos viene de
antiguo. Y su sistematizaci�n nos viene de la ret�rica.
Aunque en el mundo de los publicitarios no se suele
ser consciente de ello, tal como se refleja en el
siguiente p�rrafo del libro Le Publicitor de
Bernard Brochaud y Jacques Lendrevie. Dice as�:
"Las primeras teor�as de la persuasi�n se
remontan a los tiempos m�s antiguos, ya que el arte
de convencer por el discurso, la ret�rica, hab�a
sido objeto de un an�lisis muy riguroso por Arist�teles
para ser llevado mucho m�s tarde, en el siglo XIX,
a su �ltimo estado de formalizaci�n. Olvidada por
todos, ha sido tambi�n despreciada por los
publicitarios. Sin duda por ignorancia pero tambi�n
porque es, para ellos, de un inter�s limitado. En
efecto, la ret�rica es poco operacional para
quienes conciben los mensajes publicitarios, a
quienes no proporciona f�rmulas preparadas. Teor�a
de las pr�cticas del emisor, la ret�rica es poco
operacional para quienes conciben los mensajes
publicitarios, a quienes no proporciona f�rmulas
preparadas.
Teor�a de las pr�cticas del emisor, la ret�rica
se preocupa poco del receptor, de su personalidad,
de sus expectativas y de su experiencia".
Es cierto que esa es una opini�n muy extendida.
Pero tambi�n es cierto que cada cual toma de la ret�rica
lo que le interesa o lo que sabe. Y as�, mientras
unos se sienten interesados, efectivamente, por las
pr�cticas del emisor de la comunicaci�n (y
precisamente porque si proporciona f�rmulas
preparadas para crear y promover el recuerdo de los
mensajes, tal como veremos m�s adelante), otros se
remiten a la ret�rica a la hora de plantearse el
contenido de sus argumentos y propuestas...,
precisamente porque �sta analiza todos los puntos
de los que se debe decir para persuadir, incluyendo
los datos sobre la experiencia, personalidad y
expectativas del p�blico receptor.
Es tan importante esa parte dedicada a desmenuzar
el problema y analizar todos los datos del mismo que
al propio Arist�teles le ha reprochado Quintiliano,
en su Instituci�n Operatoria escrita a finales del
siglo 1, el no haberse ocupado de profundizar m�s
que en ella.
Esa primera parte de la ret�rica se llama
inventio o lo que es lo mismo, descubrimiento y he�resis.
Lo cual, en lenguaje de marketing, se dice brief o
briefing.
PROMOCION
Si consult�ramos en un diccionario de la lengua
espa�ola la palabra promoci�n la encontrar�amos
definida como "acci�n de promover, iniciar o
impulsar una cosa procurando su logro". Este
significado, si lo aplicamos a la venta, nos da un
sentido muy amplio de la promoci�n, pues pr�cticamente
todas las acciones y pol�ticas que se llevan a cabo
en la empresa tienen como finalidad, al menos
indirecta, la consecuci�n y el incremento de las
ventas. Este sentido es el que corrientemente se ha
venido dando a esta expresi�n. Pero frente a esta
amplia concepci�n ha ido surgiendo tambi�n otro
significado mucho m�s concreto de la promoci�n, el
que la identifica exclusivamente con las ventas con
regalo. Promoci�n, seg�n el mismo, es la venta
apoyada en el regalo y nada m�s.
No vamos a entrar a discutir las razones de uno y
otro significado. Diremos simplemente que
identificar promoci�n con todo aquello que se hace
para vender m�s y mejor no nos gusta, pues la
excesiva amplitud del sentido deja sin contenido a
la promoci�n, pero que, por otra parte, el
considerarla exclusivamente como una acci�n de
ventas con regalo nos parece en cambio una injusta
infravaloraci�n de las posibilidades que puede
tener si se considera como una pol�tica, como una t�cnica
de impulsi�n capaz de marcar toda una variada
estrategia para cada momento, producto y mercado. As�
la hemos valorado y de esta forma la estudiaremos.
DEFINICION Y CARACTERISTICAS
Podemos definir la promoci�n como un
"conjunto de acciones de Comunicaci�n diversas
cuya utilizaci�n se sit�a en el marco de una pol�tica
general de marketing dirigida principalmente al
desarrollo de las ventas a corto plazo".
De esta definici�n se pueden deducir dos
caracter�sticas:
- La promoci�n debe actuar en el marco de toda
una pol�tica de marketing. No debe ser pues,
algo espor�dico, inconexo ni improvisado, as�
como tampoco un recurso de �ltima hora cuando
est� todo ya perdido.
- La promoci�n tiene, sin embargo, su raz�n de
ser en la dimensi�n a corto plazo.
Para aclarar m�s el esp�ritu que, a nuestro
juicio, ha de tener la promoci�n, enumeramos las
siguientes peculiaridades:
- La promoci�n, en sentido estricto, consiste
en un incentivo "tangible" ajeno al
producto. La mejora de calidad, su cambio de
envase, su m�s adecuada distribuci�n, son
acciones de marketing, pero no promoci�n de
ventas en el estricto sentido de mercado de los
bienes de consumo.
- La promoci�n es un incentivo independiente de
la publicidad. La Publicidad aporta al producto
un beneficio "intangible" (psicol�gico,
por ejemplo). La Promoci�n aporta al producto
un beneficio "tangible". Podemos decir
que la publicidad informa y motiva, para ayudar
a la venta. Por el contrario la promoci�n
impulsa la venta de modo inmediato. Es un medio
de acci�n a corto plazo.
- La publicidad y la promoci�n se mueven en
dimensiones distintas e incluso antag�nicas.
Ambas sintonizan con la pol�tica de marketing
en diferente longitud de onda. La publicidad
puede ser costosa a corto plazo y rentable a
largo. La promoci�n proporciona resultados
sorprendentes a corto plazo pero puede ser a la
larga peligrosa y de hecho lo es. La confusi�n
proviene de la publicidad de la promoci�n,
exigencia de toda acci�n comercial en el
mercado moderno, que emborrona los l�mites de
ambas estrategias.
- La promoci�n debe constituir un incentivo
discontinuo. Discontinuo en el tiempo, en la
forma y en su naturaleza. Ha de ser radicalmente
ajena a toda idea de periodicidad, ya que, si la
promoci�n se incorpora al producto de forma
prolongada o incluso definitiva, deja de ser
promoci�n para convertirse en una caracter�stica
o ventaja del producto. Podemos encontrar m�ltiples
ejemplos: cuando Coca-Cola lanz� su envase
familiar de 1 litro, esta pol�tica ten�a un
inicio promocional que indudablemente debi�
afectar a sus ventas a corto plazo. Al mantener
este tipo de envase en el mercado, su impulso
promocional desapareci�. Otros ejemplos de este
tipo los tenemos en el lanzamiento de Nescaf�
de su frasco de 200 gramos, o en el paso de
sobre de 1 litro a latas de cinco en el mercado
de las bebidas refrescantes en polvo.
Esta necesidad de innovaciones que exige la pol�tica
promocional es, como vemos, una de las grandes
dificultades y riesgos de su empleo.
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