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REPASO HISTORICO A LA HISTORIA DE LA PERCEPCION
SUBLIMINAL
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La
primera menci�n registrada sobre la percepci�n
subliminal podr�a ser la realizada en los escritos
de
Dem�crito (400 a.C.), quien sostuvo que "mucho de
lo perceptible no es percibido por nosotros". Plat�n
habl� de esta noci�n en su escrito Timeo.
Arist�teles explic� de modo m�s detallado los umbrales de la
conciencia subliminal en su Perva
Naturalia hace casi dos mil a�os,
y parece se el primero en sugerir que los est�mulos no percibidos
de modo consciente bien podr�an afectar los sue�os. Hace 2.250 a�os
Arist�teles explic� en su
teor�a del Sue�o:
"Si los
impulsos que tienen lugar durante el d�a no son
demasiado fuertes y poderosos pasan inadvertidos
debido a impulsos altamente despiertos. Pero mientras
dormimos tiene lugar lo contrario, entonces los peque�os
impulsos parecen grandes. Esto aclara lo que pasa en
el
sue�o. Cuando s�lo hay ecos d�biles en sus o�dos
los hombres creen que se trata de algo relampagueante
y extraordinario. Cuando s�lo pasa una gota de flema
por su garganta, ellos
creen que est�n disfrutando de
miel y dulces flores".
Arist�teles
anticip� lo que a principios del siglo se conocer�a
como el efecto Poetzle.
El fil�sofo Montaigne se refiri� a dicho fen�meno de
la percepci�n subliminal en 1580. En 1968
Leibniz tambi�n
propuso la noci�n que dice:
"Existen
innumerables percepciones pr�cticamente inadvertidas,
que no son distinguidas lo suficiente como para
percibirlas o recordarlas, pero que se vuelven obvias
a trav�s de ciertas consecuencias".
Durante la �ltima
parte del siglo XIX y principios del XX, Freud y sus
colegas investigaron nuevos conceptos y teor�as sobre
el subconsciente y el inconsciente. La teor�a del sue�o
de Freud cre� una
base sobre la cual uno de sus socios,
el doctor O. Poetzle, hizo uno de los primeros
descubrimientos cient�ficamente importantes sobre la
percepci�n subliminal. Freud dijo que los sue�os
tienen tres caracter�sticas principales:
- protegen el
dormir al convertir el material potencialmente
perturbador en im�genes propias
del so�ar;
- representan
la realizaci�n del deseo;
- los est�mulos
del sue�o son transformados de manera simb�lica
antes de surgir en el sue�o,
sobre todo aquellos
est�mulos que amenazan al individuo.
Poetzle descubri�
que un est�mulo o una informaci�n captada
conscientemente por una persona no aparece en los sue�os
subsecuentes. Cuando estudiaba las reacciones a figuras
plasmadas o escondidas en pinturas descubri� que el
contenido del sue�o en apariencia era trazado por los
est�mulos percibidos a un nivel inconsciente anterior
al sue�o. El cient�fico formul� su Ley de exclusi�n
alrededor de la observaci�n curiosa de que los seres
humanos excluyen de sus sue�os los datos percibidos de
manera consciente. Concluy� diciendo que el contenido
de los sue�os estaba compuesto en esencia de informaci�n
percibida subliminalmente. Poetzle reflexion� sobre que
el concepto de transformaci�n de Freud, la tercera
caracter�stica del sue�o, era en esencia una
modificaci�n de material percibido de modo subliminal.
Este fen�meno de transformaci�n fue descrito m�s
tarde como la defensa de la percepci�n, mecanismo
mediante el cual el individuo se protege a s� mismo de
la informaci�n que podr�a ser poco placentera,
potencialmente da�ina o que produjera consecuencias de
ansiedad. La informaci�n amenazadora depositada en el
inconsciente debe ser enterrada o transformada en algo
relativamente inofensivo antes de ser admitido en la
conciencia. El an�lisis del sue�o durante la
psicoterapia se basa en la interpretaci�n del estado
transformado de manera lenta y cuidadosa para que el
paciente pueda aprender a vivir con comodidad cuando
surgen del inconsciente los recuerdos penosos.
Los colegas de
Poetzle teorizaron que los ojos hacen cerca de 100.000
fijaciones diariamente, s�lo una peque�a parte de
estas fijaciones diariamente, s�lo una peque�a parte
de estas fijaciones se experimenta de modo consciente.
De alguna manera el contenido percibido subliminalmente
es aislado y transformado para su reproducci�n
posterior en los sue�os. El descubrimiento sugiere que
los est�mulos inducidos de modo subliminal act�an con
un efecto de reacci�n retardada de "alarma de
reloj" o "bomba de tiempo" sobre el
comportamiento.
En efecto, una
asociaci�n consciente puede provocar una percepci�n
subliminal enterrada con profundidad en el inconsciente
durante semanas, meses o quiz�s a�os despu�s de tener
lugar la percepci�n. Hay que tener en cuenta la promesa
que hace dicha teor�a demostrable para todos los
que se
encuentran en el negocio de controlar e influir el
comportamiento humano.
En 1.919
Poetzle con firmeza una relaci�n entre los est�mulos
subliminales, la sugesti�n poshipn�tica y la neurosis
compulsiva. Un individuo realiza los actos que se le han
indicado o programado que haga sin ning�n conocimiento
de por qu� est� haciendo dichas cosas. La relaci�n
entre los est�mulos subliminales y las sugestiones
poshipn�ticas es demasiado importante.
El estudio de
la percepci�n subliminal volvi� a llamar la atenci�n
del p�blico a finales de la d�cada
de 1950. Los cient�ficos
que estudiaban el comportamiento hab�an experimentado
con las teor�as de Poetzle durante treinta a�os. En
1957, James Vicary, investigador del mercado
norteamericano, demostr� el taquistoscopio, m�quina
que sirve para proyectar en una pantalla mensajes
invisibles
que pueden ser captados por el subconsciente.
(De este aparato hablaremos en el punto 8).
En 1958, despu�s
de publicarse el libro de Vance Packard "The Hidden
Persuaders", los
investigadores de la motivaci�n
Ernest Dichter y Louis Cheskin fueron amonestados p�blicamente
debido a sus contribuciones cient�ficas que hab�an
sostenido los intentos de los publicistas por
manipular
a las personas.
En este tiempo
los legisladores y el p�blico fueron sacudidos por las
implicaciones encerradas en la percepci�n subliminal o
subauditiva. Aunque nunca entr� en vigor, se introdujo
una ley en seis de las legislaturas estatales y en el
Senado de Estados Unidos a fin de prohibir legalmente el
uso de t�cnicas subliminales en los medios de
comunicaci�n masiva.
Es interesante
examinar la reacci�n p�blica.
El Newsday juzg� el instrumento subliminal como
"la inversi�n m�s alarmante desde la bomba at�mica".
El New Yorker dijo: "Hemos llegado a la penosa era
en que pueden ser violadas y penetradas tanto las cosas
como las mentes".
Phyllis Battelle, del New York Journal American, dijo:
"A parte de mi fundamental horror frente a la idea
de ser estimulado a actuar sin mi consentimiento... Me
imagino el anuncio invisible como una ruta directa al
desenfrenado."
El The Saturday Review fue elocuente. En un editorial
completo dijeron: "La mente subconsciente es la
parte m�s delicada del instrumento m�s fr�gil de todo
el universo. No deber�a ser ensuciado, mancillado o
deformado para aumentar las ventas de palomitas de ma�z
o cualquier otra cosa. En el mundo moderno no hay nada m�s
dif�cil que proteger la privacidad del alma
humana."
El congresista James Wright de Texas financi� un
proyecto para prohibir cualquier aparato que fuera dise�ado
para anunciar un producto o adoctrinar al p�blico
mediante una impresi�n en el pensamiento subconsciente.
En una reciente investigaci�n sobre los dirigentes de
negocios y la colectividad, m�s del 90 por ciento
de
los que hab�an o�do hablar sobre las t�cnicas de la
comunicaci�n Subliminal, creyeron que las
t�cnicas de
la comunicaci�n por ley tanto en Estados Unidos cuanto
en Canad�. Muchos de los individuos entrevistados
parecieron sentir repulsi�n ante la simple idea de que
dichas t�cnicas pudieran se consideradas para
utilizarse en los negocios norteamericanos. Alrededor
del 60 por ciento de los
que hab�an o�do hablar de los
subliminales pensaron que toda la idea de la comunicaci�n
subliminal era absurda, algo as� como ciencia-ficci�n
sin ning�n sentido.
Una revisi�n
en las leyes de Estados Unidos y Canad� fall� a favor
de cualquier prohibici�n legal en contra del uso de t�cnicas
subliminales o subauditivas en la comunicaci�n publica.
A pesar de que muchas de estas leyes fueron introducidas
durante el per�odo 1957-1958, y recibieron gran
publicidad, nunca fueron aprobadas. Por tanto, fue extra�o
descubrir que pr�cticamente todos se sintieran
protegidos contra la manipulaci�n a trav�s del
inconsciente. Aunque aquellos no cre�an que dicha
manipulaci�n fuera posible estaban seguros de
"estar protegidos por la ley".

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