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El equivalente empresario de los siete pecados capitales
�pereza, orgullo, envidia, ira,
codicia, lujuria y gula� carcome a otrora dominantes compa��as
de los Estados Unidos.
Hoy, casi todos los grandes sectores industriales se atormentan en
un competitivo
purgatorio donde sus �xitos de anta�o parecen cada vez m�s
grandes excesos.
Los siete pecados mortales que todas cometieron son:
1. Inconsistente calidad de productos.
2. Lenta respuesta al mercado.
3. Falta de productos innovadores y competitivos.
4. Estructura de costos no competitiva.
5. Inadecuada participaci�n de los empleados.
6. Indiferente servicio al cliente.
7. Ineficiente asignaci�n de recursos.
Aunque sorprenda, b�sicamente todos fueron inducidos por la
gerencia.
Ahora, cuando competidores innovadores y estrictos en sus costos
hincaron el diente en algunos sectores, y se producen cambios
estructurales en mercados e industrias, esos problemas operativos
salieron a la luz.
Los programas correctivos modifican y tornan innovadora su
estrategia, focalizando en mejoras operativas de la calidad,
dedicaci�n al cliente y costos.
Con estos remedios las ganancias mejoran transitoriamente, pero no
as� la posici�n frente a la competencia, que introduce las
mismas mejoras.
La causa principal del fracaso de los programas es que no atacan
la ra�z: el ambiente laboral negativo, burocr�tico y enemigo de
riesgos, florecido en las d�cadas del crecimiento f�cil, que
ahora corroe la competitividad.
Los gerentes deben redefinir valores y metas y el modo de enfocar
tareas de la gente en su conjunto, el ritmo de trabajo. Generar
una atm�sfera laboral que fomente la rapidez, la austeridad y la
innovaci�n y orientarla al mercado. Organizar a la gente para
esos fines e inducirla a cambiar, instalando un medioambiente
laboral totalmente nuevo.
Por ejemplo, en las oficinas centrales de una de las mayores f�bricas
estadounidenses, se percibe a simple vista una burocracia
asfixiante. La gente conversa, lee en los escritorios y se va r�pidamente
cuando llega la hora. Su atenci�n est� centrada en la pol�tica
de la empresa �el juego empresario�, no en la mejora de ventas
ni de ganancias.
En contraste, en una de las grandes empresas de alta tecnolog�a
lo que sorprende inmediatamente es la gente enfrascada en sus
tareas en un marco que aprecia la innovaci�n y mira al futuro.
Ojos que brillan al hablar de negocios, gente que llega temprano y
se va tarde.
Son diferencias de manejo gerencial. En el primer ejemplo, los
esfuerzos se centran en el aspecto mec�nico: estrategia,
estructura y sistemas. En el otro, se defini� el aspecto humano
de la organizaci�n para generar la atm�sfera de trabajo
necesaria.
Los siete pecados capitales pueden erradicarse pero esto exige un
profundo compromiso con seis metas interrelacionadas:
1. Decidir que lo que la empresa quiere es
especial y competitivamente significativo.
2. Fijar patrones m�s altos de competencia y
elevarlos a�n m�s.
3. Adoptar conceptos de organizaci�n que
estimulan la innovaci�n constante sin limitarse a proponer nuevas
ideas cada a�o.
4. Hacer participar a los gerentes en la
sustancia del negocio.
5. Reclutar y desarrollar mayor cantidad de
talento adecuado para el nuevo estilo.
6. Crear un sistema de retribuciones que enfatice
en la actividad e integre a los dem�s elementos.
No son conceptos revolucionarios pero generar�n con el tiempo la
nueva atm�sfera laboral si se mantiene el compromiso.
Lo que la empresa quiere es especialmente significativo.
La primera tarea de los gerentes es infundir un principio firme:
queremos algo muy espec�fico y muy diferente.
Eso hizo Jack Welch cuando asumi� la direcci�n de General
Electric en 1981. GE no ten�a rumbo fijo, sus m�s altos
ejecutivos no pod�an definir por qu� era un sitio especial ni qu�
se persegu�a y los distingu�a de las dem�s. Era uno m�s de los
conglomerados sin rumbo particular. Le llev� casi dos a�os fijar
una nueva misi�n competitiva pero le tom� a�n m�s tiempo
definir las nuevas habilidades necesarias para frenar a la
competencia e imponer una nueva sensaci�n de urgencia en la
actividad.
�C�mo se cae en estas dificultades? En alg�n momento, todas las
grandes compa��as perseguieron algo especial y sus empleados
estuvieron ansiosos por el desaf�o...
Primero, por la erosi�n. La empresa crece y su estructura se
complica. Se erosiona gradualmente el criterio de especialidad. La
gente nueva no sabe qu� se buscaba antes y los veteranos no
tienen tiempo para reafirmar los antiguos valores.
En segundo lugar, el mundo cambia. Caterpillar persegu�a la alta
calidad, el mejor servicio, el mejor producto, la mejor organizaci�n,
con un sentido de la especialidad rayano en la arrogancia. Un d�a
descubri� que otro colocaba m�s r�pido mejores productos y
ofrec�a un servicio m�s adecuado y barato. Alg�n otro
competidor, m�s peque�o, emerg�a como productor a costos m�s
bajos. El mundo hab�a cambiado y los valores de Caterpillar se
convirtieron en una desventaja porque le quitaban velocidad.
Los gerentes deben redefinir los valores de la empresa, hacer
frente a la brecha de valores entre lo que la firma dice que
quiere y lo que en verdad hacen y que es la mayor causa de
escepticismo. La empresa dice: �nuestros empleados son nuestro
mayor activo�, pero hubo una prolongada huelga y se despidi� a
miles de trabajadores. �Nuestros productos son los de mejor
calidad�, pero los competidores japoneses los superaron. La
empresa es �la innovadora de la industria�, pero la
competencia la releg�.
Cuando esto sucede, toda la organizaci�n queda inmovilizada.
Puede achicarse la brecha distinguiendo los antiguos valores que
siguen diferenciando a la empresa del resto y puede haber valores
nuevos, pero todos deben ser relevantes para la competencia
actual.
IBM defend�a el empleo vitalicio, una conducci�n de calidad,
grandes recursos, capacitaci�n gerencial y laboral y una larga
lista de valores positivos. Tales valores ya no son tan adecuados
cuando el mercado premia la rapidez, la innovaci�n, la disciplina
y la competitividad.
El gerente debe examinar detenidamente qu� misi�n propugna �si
tiene alguna�, para comprobar si se abre una brecha de valores.
Jim Burke, en Johnson y Johnson, les dijo a los principales
gerentes: �Vamos a mantener reuniones grupales en toda la
empresa y decidir si seguimos creyendo en este credo�.
Discutieron durante meses el credo y decidieron dedicarse a �l
con �nfasis y exponerlo remozado. Decididos los valores, se los
debe pregonar internamente con un vocabulario com�n.
En PepsiCo, encuestas realizadas en todos los niveles revelaron
una considerable consistencia en la descripci�n de la filosof�a
de la firma: ser una empresa operativa y no una mera casa matriz,
asumir riesgos, ser competidor dominante y no s�lo un l�der.
Es necesario evaluar la capacidad particular de la cual la empresa
pueda enorgullecerse. Centrar la atenci�n en la capacidad genera
orgullo y compromiso. La clase de gente necesaria para forjar una
organizaci�n de nivel internacional quiere saber cu�l es el
aspecto en el cual su empresa quiere destacarse por excelencia,
identificar aquello que la compa��a va a hacer mejor que nadie.
Los empleados de Lincoln Electric creen que es la mejor firma
manufacturera del planeta. Los de Motorola tratan de convertirla
en l�der mundial en calidad. Microsoft se enorgullece del mejor
desarrollo de nuevos productos.
Finalmente, se necesita una misi�n, una causa excitante que
galvanice la fuerza de trabajo. Tanto Ford como Chrysler
descubrieron que la gente trabaja m�s duro cuando cree que
peligran no s�lo los dividendos de la compa��a, sino su propio
empleo. Empresas japonesas convencieron a sus empleados de que su
misi�n es alcanzar al l�der mundial. Toyota apunta a General
Motors, Komatsu a Caterpillar. Ello genera excitaci�n y estimula
los esfuerzos.
Claro que la mera publicaci�n de una nueva declaraci�n de
valores no transformar� el ambiente laboral. Hay que ensamblar
los tres factores para que sean adecuados, n�tidos, precisos y lo
suficientemente espec�ficos.
Fijar patrones de competencia m�s altos
Una opaca actividad empresaria se refleja en endeudamiento,
compras hostiles, cambios de marcha, despidos y bancarrotas. Y
desaliento en los equipos gerenciales y laborales.
Todos los a�os el presidente justifica la deslucida performance
de la compa��a en la creciente competencia o el mercado d�bil.
Su discurso puede o no enga�ar a Wall Street, pero no enga�a a
los principales empleados de la compa��a.
Estos son los primeros en saber que la competencia come a expensas
de la empresa, que hay exceso de personal, burocracia, lentitud
para innovar y que las opciones de acciones no marchan.
Como sucedi� en las grandes empresas estadounidenses esto conduce
a la complacencia, como resultado de factores humanos f�ciles de
entender.
En los a�os de crecimiento casi autom�tico, para los gerentes un
cierto esfuerzo arrojar�a un cierto nivel de resultados. Luego
los gerentes principales se dedicaron cada vez m�s a influenciar
la imagen que el mundo financiero ten�a de la empresa.
Adem�s, se permiti� que los gerentes atribuyeran el pobre
comportamiento de las empresas a factores externos a su control,
cuando su verdadera tarea debi� haber sido cambiar los planes
para minimizar el impacto de tales factores.
Para escapar de los siete pecados capitales, los gerentes deben
fijar nuevos principios operativos, niveles de actividad y
patrones, hacer que toda la organizaci�n centre su atenci�n en
lo que hoy es importante: quien no apunta al valor del accionista,
no cuenta, aunque por lo menos 20 grandes empresas estadounidenses
siguen enfatizando en las ganancias por acci�n.
Dos cosas hacen a la diferencia: evitar acciones que destruyen el
valor del accionista (pagos excesivos por adquisiciones, unidades
de pobre desempe�o, inversiones excesivas en proyectos de bajo
rendimiento o gastos improductivos) y alentar la toma de
decisiones para crear valores (aumento de ventas, desarrollo de
mejores productos, ampliaci�n de m�rgenes operativos, mejora del
flujo de efectivo o incremento del rinde del capital).
Otros dos criterios ayudan a elevar las expectativas acerca del
comportamiento de la empresa:
la competitividad y la capacidad de
adaptaci�n a nuevas circunstancias.
Acciones en baja no deber�an ser aceptadas, porque con el tiempo
conducen a un desastre.
La capacidad de la empresa para adaptarse a condiciones cambiantes
refleja su alerta ante adversarios desconocidos. �Cu�nto tiempo
pas� hasta que los Tres Grandes fabricantes automotrices se
dieron cuenta de que ya no compet�an entre s� sino tambi�n
contra Jap�n, y de que los japoneses hac�an hincapi� en la
calidad? �Cu�nto les llev� comenzar a adaptarse?
Se requiere que una empresa tenga una amplia visi�n del campo
competitivo. Toda firma se compara a s� misma con otra, pero las
que fueron presa de los siete pecados descubren �tarde� que
eligieron una gama excesivamente estrecha de compa��as para
compararse: competidores directos o de su mismo tama�o. O no se
autoanalizan seg�n los nuevos patrones b�sicos de la competencia
(calidad, valor, ciclos, productividad de los activos, servicios).
PepsiCo, en cambio, fija la atenci�n en Procter and Gamble,
Johnson y Johnson y otras empresas productoras de bienes de
consumo, adem�s de Coca-Cola.
Las sagaces eval�an a las firmas que surgen e incursionan en
sectores marginales del mercado; son las m�s aptas para descubrir
modos de redefinir la naturaleza de la competencia.
El paso final en esta categor�a es trasladar esas altas
expectativas a la organizaci�n, traduci�ndolas en t�rminos que
todos los grupos operativos entiendan.
Lo m�s efectivo es tomar cada unidad operativa y estimar su valor
en el mercado a futuro. Una divisi�n que se entere que provocar�
una ca�da se sentir� compelida a ponerse a la altura de las
expectativas.
Conceptos que estimulen una constante
innovaci�n
Una falencia letal es el incrementalismo, la creencia de que la
meta de este a�o es continuar con lo que se hac�a, s�lo que
mejor.
Las corporaciones exitosas comprenden que el nuevo orden del d�a
es el cambio y que la innovaci�n es la principal fuerza motriz.
La innovaci�n es tan cr�tica para estas empresas, que promueven
y despiden gente y fomentan una feroz competencia interna en toda
la organizaci�n para asegurarse de que la haya.
Komatsu es una empresa que se esfuerza por que la gerencia
intermedia y la fuerza de trabajo participen en ese proceso. La
alta gerencia imprime una sensaci�n de urgencia a la actividad,
anunciando el tema dominante: lograr que la calidad sea la m�s
alta del mundo o reducir dr�sticamente los costos para
contrarrestar reacciones de la competencia. Los gerentes se�alan
blancos espec�ficos. Abordan primero la cuesti�n de la calidad,
luego los costos, despu�s los rasgos de la empresa, fijando metas
espec�ficas y exigentes (reducir los costos a 30 por ciento por
debajo de los de Caterpillar) para cada �rea. Organizan grupos,
instituyen procesos y fijan fechas de lanzamiento, verificaci�n y
alcance de la meta. Se estimula el aporte de ideas innovadoras y
se las canaliza en direcciones particulares con metas y fechas
rigurosas. El enfoque se convierte en un modo de vida dentro de la
empresa.
Honda es otra empresa que se autotansforma antes de que la
competencia pueda alcanzarla.
Sus m�s altos gerentes centran sus
esfuerzos en la generaci�n de un ambiente que exija innovaci�n
permanente. Env�an claros mensajes a los trabajadores:
- Lo que cuenta son las grandes diferencias en el
comportamiento de los productos.
- La clave es la tecnolog�a, impulsada por un c�mulo de
ideas menores ensambladas en un conjunto para inducir un
cambio profundo.
- Las ideas menores afloran en todos los sectores de la
organizaci�n.
- La funci�n gerencial es impulsar esas ideas hacia arriba
para debatirlas y llevarlas a la pr�ctica.
- Las mejoras resultan del igualitarismo y de una interacci�n
reglamentada. C�rculos Honda y Modo Honda �t�cnicas de
interacci�n� aseguran que las ideas crucen las barreras
funcionales.
- Las mejores ideas surgen de las discrepancias. Se promueve y
dirige el debate y las discusiones.
El resultado es una infatigable ofensiva para superarse.
En contraste, muchos de los otrora dominantes gigantes
estadounidenses siguen aferrados a estructuras r�gidas, jer�rquicas
e inflexibles, impuestas para lograr eficiencia operativa, no una
innovaci�n constante.
Eliminaron estratos gerenciales y ampliaron la base de empleos,
pero mantuvieron los factores que impidieron la innovaci�n.
Que los gerentes participen de la sustancia del negocio
Para que una empresa exp�e sus siete pecados mortales y genere un
�mbito creativo, los altos ejecutivos tienen que asumir esta
tarea en forma personal, lo que implica un total cambio de enfoque
respecto de la funci�n del gerente. Este debe delegar una
cantidad de importantes roles administrativos y dedicarse a
analizar las oportunidades de negocios de la firma.
En muchas grandes empresas se ven casos de la Enfermedad del
Ejecutivo. Afligidos gerentes se la pasan en visitas ceremoniales,
reuniones de personal, evaluaciones formales y reciben la mayor
parte de su informaci�n a trav�s de an�lisis simplificados y
predirigidos. Se han convertido en los principales funcionarios
administrativos en lugar de directivos.
Las empresas que marcan el ritmo en el mercado actual cuentan con
jefes ejecutivos profundamente enfrascados en la marcha de los
negocios. El l�der es un activista, no un incrementalista ni un
bur�crata apoltronado o complaciente. a) Tienen
un concepto diferente de su tarea. Formulan preguntas agudas m�s
que �rdenes. Alientan a cuestionar las pr�cticas actuales en
lugar de aceptar el statu quo. Dan amplia libertad de acci�n pero
fijan metas exigentes y establecen sistemas para garantizar la
resoluci�n de los problemas. Estimulan la participaci�n y
delegaci�n en la toma de decisiones, pero se aseguran de que sus
gerentes comprendan el clima industrial, la posici�n frente a la
competencia y lo que se necesita para mejorar el rendimiento.
b) Su relaci�n con clientes, proveedores y
subordinados les proporciona informaci�n desde distintos niveles
no habituales. Trabajan muchas horas, pero en interacci�n con
grupos reducidos o en forma individual, sin reuniones formales ni
papeler�o. Se trasladan al lugar de los hechos.
Los jefes ejecutivos de Procter & Gamble, Emerson Electric,
American Airlines, The May Department Stores Company y Microsoft,
por ejemplo, son l�deres competitivos apasionados.
c) Reconocidos por todos en la organizaci�n,
agregan valor en sitios cruciales, aunque existen diferencias en
el modo de enfocar sus tareas, seg�n la �ndole de los negocios y
sus estilos personales. Sandy Weil, de Primerica, es un operador
omnipresente en todos las decisiones pero da la imagen de quien
ayuda a sus colaboradores. Bill Gates, de Microsoft, es el
hombre-idea, que alienta a trabajar sobre las propias y las
ajenas. En PepsiCo, Wayne Calloway est� profundamente vinculado
con la direcci�n estrat�gica pero atiende que la gente conforme
un equipo eficiente.
Reclutar y desarrollar la mayor cantidad
de talento
Cambiar dr�sticamente el ambiente laboral implica cambiar a la
gente. La alta gerencia enfrenta tres desaf�os.
Primero, incorporar capacidades nuevas. Una gran diferencia entre
Honda y los Tres Grandes de Detroit es la forma en que aqu�lla
responde a la demanda de nueva tecnolog�a para competir en el
sector. Fue tan lejos que hasta cre� tres firmas separadas: R
& D, Engineering, y Manufacturing-Marketing.
Segundo, existen nuevas habilidades de las que se debe acumular r�pidamente
una masa cr�tica: por ejemplo, incentivar el talento de
marketing. Este fue el enfoque de PepsiCo cuando determin� que
necesitaba competir en base a la fuerza de sus m�sculos
comerciales. Reclut� docenas de graduados en Administraci�n de
Empresas con experiencia en marketing en destacadas compa��as.
En Merck determinaron que el futuro de la firma depend�a de sus
laboratorios, y contrataron graduados con experiencia en el campo
cient�fico.
Tercero, es necesario que esa gente con nueva capacidad se
distribuya adecuadamente bajo el jefe indicado y se convierta en
agente de cambio.
Las compa��as deben incorporar la clase de talento adecuado,
ponerlo en el sitio indicado y nutrirlo apropiadamente. La mayor�a
de las empresas desempe�� una opaca labor en este campo.
La cuesti�n no es s�lo si estamos reclutando buena gente, sino
qui�n es bueno para nuestra clase de empresa, y si la dosis de
incorporaciones es suficiente.
Cinco preguntas pueden ayudar a abordar el tema:
- �Qu� nueva capacidad requerimos para que el negocio
alcance categor�a internacional?
- �C�mo accedemos a esa nueva capacidad?
- �Tenemos en marcha un grupo de gente suficientemente poco
sentimental como para tomar las decisiones necesarias?
- �Est�n bien identificados nuestros cargos centrales y son
adecuados quienes los cubren?
- �Qu� pol�tica debemos seguir frente al personal para
facilitar el influjo y desarrollo del talento?
Un sistema de retribuciones que
enfatice en el comportamiento
El �ltimo paso �que integra a los dem�s en un conjunto�, es
redise�ar el sistema de compensaci�n de la empresa para que la
gente vea que se retribuir� un comportamiento distinto. La frase
acad�mica ser�a �alinear el sistema de retribuciones con las
metas del negocio� y la gente cree efectivamente que es as�
cuando las cosas marchan bien. Pero es m�s dif�cil cuando el
crecimiento disminuye. Una serie de enormes empresas
estadounidenses introdujeron grandes cambios en sus sistemas de
retribuci�n, pero no conozco una que lo hiciera correctamente.
La mayor�a de los planes est�n dise�ados para acomodarse e los
siete pecados. Ofrecen sustanciales aumentos anuales
independientemente de la marcha de la actividad y premian
ligeramente a los empleados m�s talentosos.
La posibilidad de comprar acciones se limita a algunos
funcionarios, y en peque�as cantidades. Las bonificaciones se
basan en criterios contables no vinculados con la competitividad
ni con el mayor valor del accionista.
Las metas son f�cilmente accesibles. En suma, sistemas de
retribuci�n confusos, internamente conflictivos y considerados un
programa de privilegio en lugar de una poderosa herramienta de
motivaci�n.
La respuesta simplista es dise�ar y poner en marcha un sistema
retributivo que motive a los gerentes a hacer lo mejor, los
aliente a pensar y a actuar como si fueran propietarios de la
compa��a. En esto resid�a la fuerza de las adquisiciones con
endeudamiento: a veces los gerentes descubr�an que para
�hacerse ricos� ten�an que eliminar puestos in�tiles de
trabajo, reducir las ganancias eventuales, deshacerse de los
improductivos y mejorar el valor del accionista.
Sin embargo, hasta en esos casos fue necesario pagar altas
bonificaciones anuales para mantener a la gente motivada mientras
los gerentes esperaban volverse ricos.
Los gerentes pueden recurrir a reformar los sistemas de retribuci�n
para enfocarlos hacia el comportamiento real de la empresa y
convertirlos en herramientas de motivaci�n. El asunto es delinear
qu� nuevo enfoque se necesita para cumplir los nuevos compromisos
empresarios. Cuatro preguntas pueden servir de gu�a:
- �Se basa nuestro sistema salarial en criterios adecuados
para los tiempos que corren? (Si se trata de la calidad, hay
que buscar la manera de que entre al plan de retribuci�n).
- �Tienen nuestros gerentes principales participaci�n
suficiente en las ganancias que producen en valor accionario?
(Si se distribuyen en forma equitativa las retribuciones y si
la compensaci�n se orienta a motivar a los gerentes a actuar
como propietarios).
- �Tenemos demasiados paquetes salariales? (La mayor parte de
las firmas tienen seis formas diferentes de pagar: salarios,
ganancias adicionales, pensiones, bonificaciones, opciones de
acciones y acciones preferenciales. Lo m�s sencillo es
empezar de nuevo, tomando el mismo monto y dividi�ndolo en
algunos paquetes con una o dos metas dominantes).
- �Empleamos premios discrecionales para alentar la innovaci�n
y la toma de riesgos? (Se suelen dar bonificaciones por el
simple hecho de esforzarse y no por el logro de resultados. Se
recomienda enviar se�ales claras y fuertes: grandes
bonificaciones para las grandes contribuciones, promociones
anticipadas, oportunidades visibles, asegur�ndose previamente
de que la actividad fue adecuadamente evaluada).
Este enfoque no es apto para card�acos. Exige perseverancia,
flexibilidad y compromiso. Incluye los seis elementos analizados.
Si los gerentes aplican este m�todo lograr�n mejores soluciones
y generar�n un clima laboral estimulante. Con ese clima, las
mejoras se producir�n casi espont�neamente.
Lo contrario conduce al purgatorio, que es el lastimoso estado
actual de muchas de grandes empresas estadounidenses otrora
altivas. Los siete pecados capitales que las corroen deben ser
atacados como una enfermedad cr�tica. Antes que salir corriendo
desesperadamente para enfrentar los s�ntomas por separado, el
camino de la salvaci�n es un nuevo ambiente laboral.
Publicado originalmente en ingl�s por Harvard Business Review. |
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