Todos sabemos que las relaciones p�blicas son la clave del �xito, pero a menudo olvidamos que el humor es un valioso instrumento para consolidar esas relaciones. Lo anterior no significa que te conviertas en comediante de la noche a la ma�ana, pero s� que detectes lo que es divertido para usarlo en beneficio propio.

Agu�ntenme

En ocasiones, una situaci�n dif�cil puede solucionarse con una buena carcajada. Y para ilustrarlo, les contar� una an�cdota. Con la esperanza de cerrar una venta, acud� a una junta con un importante ejecutivo de una gran empresa. Antes de la junta, su asistente me inform� que el ejecutivo pronto ser�a padre. Ya en la junta, observ� que, por alguna raz�n, no logr�bamos establecer un buen contacto. Desesperado, dije:

-Supe que est� a punto de ser padre.

-Gemelos- respondi�, por lo que supuse que ya hab�an nacido.

-�Ni�os o ni�as?-pregunt�.

-Uno es hombrecito; no estamos seguros del otro.

-�C�mo? �Por qu�? -pregunt�, extra�ado.

-El doctor no sabe a ciencia cierta- respondi�.

En ese momento, me sent� tan confundido que cambi� el tema de inmediato. Sal� con la sensaci�n de que hab�a sido la peor junta de mi vida. Al d�a siguiente, habl� para hacer una nueva cita y me informaron que mi cliente hab�a ido al hospital. Al manifestar mi preocupaci�n, la asistente me tranquiliz� y de paso aclar� el malentendido: hab�a acompa�ado a su esposa a un ultrasonido, pues los beb�s estaban por nacer. En la siguiente cita, le cont� lo sucedido y las carcajadas del empresario cimbraron el edificio. A partir de ese momento se rompi� el hielo y pudimos cerrar el trato en un ambiente de cordialidad.

Con ello aprend� una lecci�n: el humor puede eliminar muchas barreras. Ciertamente, escuchar con atenci�n algo que no hice en la primera cita, es un factor muy importante pero, a veces, el sentido del humor puede ser incluso m�s �til que la capacidad para escuchar. La gente se relaciona mejor con las personas dispuestas a re�r que con los robots que s�lo se interesan en lograr una venta.

En la situaci�n anterior, logr� que un episodio chistoso pero accidental actuara en mi favor; sin embargo, hay momentos en que es necesario usar el humor intencionalmente, sobre todo cuando fallan todas las t�cticas.

Por lo general, me llaman a los quince minutos. No obstante, hay que aclarar que esta t�ctica s�lo funciona cuando ya se han intentado todos los medios que est�n al alcance. Una vez que se agotan todos los recursos, nada se pierde con aplicar una dosis de humor. Recuerda las palabras que dijo un famoso humorista: "La risa es la distancia m�s corta entre dos personas".