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Los diez Mandamientos del  �xito
de "El �xito  m�s grande del mundo"

 

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El primer mandamiento del �xito


Debes trabajar cada d�a como si tu vida estuviera en juego.

No fuiste creado para una vida de ociosidad. No puedes comer desde la
salida del sol hasta el ocaso, ni beber, ni jugar, ni hacer el amor. El
trabajo no es un enemigo, sino tu amigo. Si te cerraran el camino del
esfuerzo caer�as de rodillas y pedir�as la muerte.

No necesitas amar las tareas que desempe�as. Hasta los reyes sue�an con
otras ocupaciones.

Sin embargo, debes trabajar y es c�mo lo hagas, no lo que hagas, lo que
determinar� el curso de tu vida. Ning�n hombre que es descuidado con el
martillo construir� jam�s un palacio.

Puedes trabajar de forma mon�tona o puedes hacerlo lleno de agradecimiento;
puedes trabajar como un ser humano o hacerlo como un animal. Aun as�, no existe
ninguno tan degradante que no puedas infundirle alma, ninguno tan sombr�o que no 
puedas avivarlo.

Lleva a cabo siempre todo lo que se te pida, y m�s. Tu recompensa llegar�.
Entiende que solo existe un m�todo seguro de obtener el �xito y es por
medio del trabajo arduo. Si no est�s dispuesto a pagar ese precio para
distinguirte, disp�nte a llevar una vida de mediocridad y pobreza.

Compadece a los que te ofenden y te preguntan por qu� haces tanto a cambio
de tan poco.

Los que dan menos, reciben menos.

Nunca caigas en la tentaci�n de disminuir tus esfuerzos, aunque est�s
trabajando para otro.
Tu �xito no es menor si alguien te est� pagando por trabajar para ti mismo.
Haz siempre el m�ximo esfuerzo; lo que plantes ahora lo cosechar�s m�s tarde.

Si�ntete agradecido por las tareas y por lo que �stas te exigen. Si no
fuera por tu trabajo, sin que importe cu�n desagradable te parezca, no
podr�as comer tanto, ni disfrutar tanto, ni dormir tan profundo, ni estar
tan sano, ni gozar de las sonrisas de gratitud de los que te aman por lo
que eres, no por lo que haces.


El segundo mandamiento del �xito

Debes aprender que, con paciencia, puedes controlar tu destino.

Debes saber que, mientras m�s tenaz sea tu paciencia, m�s segura ser� tu
recompensa. No existe ning�n gran logro que no sea el resultado de un
trabajo y de una espera paciente.

La vida no es una carrera. Ning�n camino ser� demasiado largo para ti si
avanzas deliberadamente y sin prisa. Evita, como la peste, todo carruaje 
que haga un alto para ofrecerte un r�pido viaje a la riqueza, la fama y el poder. 
La vida tiene condiciones, tan duras hasta en sus mejores momentos, que las
tentaciones, cuando hacen su aparici�n, pueden destruirte. Camina, puedes
hacerlo.

La paciencia es amarga, pero su fruto es dulce. Con paciencia puedes
soportar cualquier adversidad y sobrevivir a cualquier derrota. Con
paciencia puedes controlar tu destino y tener lo que desees.

La paciencia es la clave de la satisfacci�n para ti y para los que deben
vivir contigo.

Comprende que no puedes precipitar el �xito del mismo modo que los lirios
del campo no pueden florecer antes de la estaci�n. �Qu� pir�mide se
construyo alguna vez si no fuera piedra sobre piedra? �Cu�n pobres son los
que no tienen paciencia! �Qu� herida san� alguna vez a no ser poco a poco?

Todos los inapreciables atributos que los hombres prudentes proclaman como
necesarios para alcanzar el �xito, son in�tiles si no tienes paciencia. El
ser ambicioso sin paciencia no har� sino separarte de tus ganancias. El
perseverar sin paciencia es siempre algo imposible.

�Qui�n puede dominarse, qui�n puede perseverar sin la espera que es uno de
sus atributos?

La paciencia es poder. Empl�ala para robustecer tu esp�ritu, para
dulcificar tu car�cter, para calmar tu enojo, para sepultar tu envidia,
abatir tu orgullo, refrenar tu lengua, contener tu mano y entregar tu ser,
a su debido tiempo, a la vida que mereces.


El tercer mandamiento del �xito

Debes trazar tu camino con cuidado o siempre ir�s a la deriva.

Has aprendido que nunca podr�s tener �xito sin trabajar duramente, sin la
debida paciencia.
Pero uno puede trabajar con diligencia, ser m�s paciente que Job y, aun
as�, no elevarse jam�s sobre la mediocridad a menos que se tracen planes y
se establezcan objetivos.

Nunca una nave ha levado anclas y extendido sus velas sin tener un destino.
Nunca ej�rcito alguno ha emprendido la marcha para combatir sin un plan
para obtener la victoria. Ning�n olivo ha exhibido jam�s sus flores sin la
promesa del fruto por venir.

Es imposible avanzar apropiadamente en la vida sin objetivos.

La vida es un juego con pocos jugadores y muchos espectadores. Los que
miran son las hordas que vagan por la vida sin sue�os, sin objetivos, sin planes 
ni siquiera para el d�a siguiente. No los compadezcas. Eligieron ya cuando no
eligieron nada. El mirar las carreras desde las tribunas no ofrece peligro.
�Qui�n puede tropezar, qui�n puede caer, de qui�n se pueden burlar si no
hacen ning�n esfuerzo por participar?

�Eres jugador? Como jugador no puedes perder. Los que triunfan pueden
llevarse los frutos de la victoria, pero los que hoy han sido derrotados
han aprendido lecciones valios�simas que ma�ana pueden inclinar las cosas a
su favor.

�Qu� deseas de la vida? Consid�ralo durante un tiempo y mucho antes de que
decidas, porque puedes obtener lo que pretendes. �Se trata de riqueza, poder, 
un hogar lleno de amor, tranquilidad de esp�ritu, tierras, respeto, posici�n?
Sean cuales sean tus objetivos, gr�batelos en la mente y nunca los olvides.
Comprende que aun eso puede no ser suficiente, porque la vida es injusta.
No todos los que trabajan duro y con paciencia y se fijan objetivos,
alcanzan el �xito. Sin embargo, sin ninguno de esos tres atributos, el
fracaso es algo seguro.

Date a ti mismo todas las probabilidades de triunfar. Y, si fracasas,
�fracasas luchando!

Traza tus planes hoy mismo. Preg�ntate d�nde estar�s de aqu� a un a�o, si
todav�a vas a estar haciendo lo mismo que est�s haciendo ahora. Luego
decide d�nde preferir�as estar en t�rminos de riqueza, posici�n o cualquier
otra cosa que sea tu sue�o. En seguida, planea lo que tienes que hacer en
los pr�ximos doce meses para alcanzar tu objetivo.

Y, finalmente, �hazlo!


El cuarto mandamiento del �xito

Debes prepararte para la oscuridad, mientras viajas bajo la luz del sol.

Comprende que ninguna condici�n es permanente. En tu vida existen
estaciones del mismo modo como existen en la naturaleza. Ninguna situaci�n
a la que te enfrentes, buena o mala, ser� duradera.

No hagas planes que abarquen m�s de un a�o. Todo depende de c�mo se
enfrente uno a los inesperados movimientos del enemigo, que no pueden
preverse, y de c�mo se maneje todo el asunto.

Tu enemigo, si no est�s preparado, pueden ser los ciclos de la vida, estos
ritmos misteriosos de altibajos que, como las grandes olas, se alzan y caen
en las playas del mundo. La marea alta y la baja, la salida del sol y el
crep�sculo, la riqueza y la pobreza, el placer y la desesperaci�n, cada una
de esas fuerzas prevalecer� en su momento.

Compad�cete del hombre rico que viaja en la marea alta de lo que parece una
cadena interminable de grandes logros. Cuando la calamidad le golpea, sale mal
preparado y se arruina. Vive siempre preparado para lo peor.

Compadece al pobre, hundido en la marea baja de un fracaso tras otro, de
una tristeza tras otra. A la larga deja de esforzarte, precisamente cuando
la marea cambia y el �xito viene a su encuentro. Nunca dejes de esforzarte.

Ten siempre fe en que las condiciones cambiar�n. Aunque en tu coraz�n haya
un gran peso, tengas el cuerpo lacerado y la bolsa vac�a y no haya nadie
que te consuele... persevera. Del mismo modo que sabes que el sol volver� a
aparecer, tu per�odo de desgracia debe tener un final. Siempre he sido as�
y siempre ser�.

Y si tu trabajo y tu paciencia y tus planes te han dado buena fortuna,
busca a aquellos cuya marea es baja y lev�ntalos. Prep�rate para el futuro.
Puede llegar el d�a en que lo que t� hayas hecho por otro, lo hagan por ti.

Recuerda que nada es permanente, pero, sobre todo, atesora el amor que
recibes. Este sobrevivir� mucho despu�s que tu oro y tu buena salud se hayan 
desvanecido.
Y considera que puedes perder hasta ese amor, pasado un tiempo, a sabiendas
que un d�a os reunir�is para toda la eternidad en un lugar donde no hay
ciclos, no hay altibajos, no hay dolor ni pesadumbre y, sobre todo, no hay
fracasos.


El quinto mandamiento del �xito

Debes sonre�rle a la adversidad hasta que �sta se rinda a tus pies.

Ser�s m�s sabio que los dem�s en cuanto comprendas que la adversidad no es
una condici�n permanente del hombre. Y, sin embargo, esa sabidur�a no es
suficiente por s� sola. La adversidad y el fracaso pueden destruirte
mientras esperas pacientemente a que la fortuna cambie. Tr�talas de una
sola manera.

�Recibe bien a ambas, con los brazos abiertos!

Puesto que este mandamiento va en contra de toda l�gica o raz�n, es el m�s
dif�cil de comprender o dominar.
Deja que las l�grimas que derramas sobre tus desgracias, te limpien los
ojos para que puedas ver la verdad. Comprende que lo que lucha contigo
siempre fortalece tus nervios y agudiza tus habilidades. Tu antagonista, al
final, siempre ser� tu mejor apoyo.

La adversidad es la lluvia de la vida, fr�a, molesta y hostil. Sin embargo,
de esa estaci�n nacen el lirio, la rosa, el d�til y la granada. �Qui�n
puede decir qu� te producir�n una vez que hayas sido abrasado por el fuego
de la tribulaci�n y empapado por las lluvias de la afici�n? Hasta el
desierto florece despu�s de una tormenta.

La adversidad es tambi�n tu maestra m�s grande. Poco es lo que aprender�s
de tus victorias, pero cuando seas empujado, atormentado y derrotado
adquirir�s un gran conocimiento, porque s�lo entonces te familiarizar�s con
tu ser verdadero, ya que, al fin, estar�s libre de los que te adulan. �Y
qui�nes son tus amigos? Cuando la adversidad te abrume, ser� el mejor
momento para que los cuentes.

Recu�rdate t� mismo, en tus horas m�s negras, que todo el fracaso es s�lo
un paso m�s hacia el �xito, que todo descubrimiento de lo que es falso te
dirige hacia lo que es verdadero, que todo prueba agota cierta forma
tentadora de error y que toda adversidad s�lo cubrir� durante alg�n tiempo
tu sendero hacia la paz y la realizaci�n.


El sexto mandamiento del �xito

Debes comprender que los planes son s�lo sue�os cuando no hay acci�n.

Aquel cuya ambici�n se arrastra en lugar de elevarse, que est� siempre
indeciso, que retrasa las cosas en vez de actuar, lucha en vano contra el
fracaso.

�No es imprudente el que, viendo que la marea avanza hacia �l, se queda
dormido hasta que el mar le arrolla? �No es un tonto el que, d�ndose la
oportunidad de mejorar, se queda deliberando hasta que, en vez de �l,
escogen a su vecino?

S�lo la acci�n le da a la vida su fuerza, su alegr�a, su prop�sito. El
mundo siempre determinar� tu vida por lo que realizas. �Qui�n puede 
medir tus talentos por los pensamientos que tengas o las emociones que 
experimentes? �Y c�mo demostrar�s tus habilidades si siempre eres 
espectador y nunca jugador?

An�mate. Comprende que la actividad y la tristeza son eternos polos
opuestos. Cuando tus m�sculos se esfuerzan, tus dedos se aferran, tus pies
se mueven y tu mente se ocupa de la tarea que tienes entre manos, tienes
poco tiempo para la autoconmiseraci�n y los remordimientos. La acci�n es el
b�lsamo que cura cualquier herida.

Recuerda que la paciencia es el arte de esperar, con fe, la recompensa que
mereces por tus buenas obras, pero que la acci�n es el poder que las hace
posibles. Hasta el tiempo de tu espera, por aquello que has luchado, parece
menor cuando est�s ocupado.

Nadie actuar� por ti. Tus planes seguir�n siendo los sue�os de un indolente
hasta que te levantes y luches contra las fuerzas que te disminuyen. El
emprender la acci�n es siempre peligroso, pero el sentarse a esperar a que
las cosas buenas de la vida te caigan en el regazo, es la �nica vocaci�n
donde el fracaso destaca.

Todo lo que est� entre tu cama y tu tumba, est� siempre marcado por la
incertidumbre.

R�ete de tus dudas y sigue adelante. Y si es descanso lo que buscas en
lugar de trabajo, an�mate. Cuando m�s hagas, m�s puedes hacer y mientras
m�s diligente seas, mayor descanso tendr�s.

Act�a u otros actuar�n antes que t�.


El s�ptimo mandamiento del �xito

Debes sacudir las telara�as de tu mente antes de que �stas te aprisionen.

La mente es un lugar propio, y en s� misma puede hacer del infierno un
cielo, o del cielo un infierno.

�Por que sigues pensando en el amor que hace mucho perdieras por tu propia
tonter�a y temeridad? �Ese recuerdo te ayudar� a lograr una mejor digesti�n
esta ma�ana?

�Por qu� te sigues condoliendo de tus fracasos? �Mejorar�n las l�grimas tus
habilidades mientras trabajas para tu familia?

�Por qu� sigues recordando el rostro que te hizo da�o? El pensamiento de
una dulce venganza �te ayudar� a dormir mejor esta noche?

Los amigos muertos, los empleos fallidos, las palabras que hirieron, las
penalidades inmerecidas, el dinero perdido, las heridas que no sanan, las 
metas no alcanzadas, las ambiciones destruidas, las lealtades quebrantadas... 
�por qu� has conservado todo ese nocivo acervo como si tuviera alg�n valor? 
�Por qu� has permitido que esas telara�as de infamia se extiendan por el �tico
de tu mente hasta que ya casi no hay lugar para un pensamiento feliz acerca
del presente?

Echa fuera esas hebras tr�gicas del pasado que se han acumulado con los
a�os. Con el tiempo, sus purulentas entra�as te asfixiar�n si no te apresuras. 
La capacidad de olvidar es una virtud, no un vicio.

Y, sin embargo, saber que el ayer con todos sus errores y cuidados, sus
dolores y sus l�grimas, ha pasado para siempre y ya no puede hacerte da�o,
no es suficiente. De la misma manera tienes que pensar que no puedes hacer
nada acerca del ma�ana, con sus posibles angustias y desaciertos, hasta que
el sol vuelva a levantarse. Todo lo que posees, lo que puedes acomodar a tu
voluntad es el momento actual.

Nunca dejes que la preocupaci�n por el ma�ana ensombrezca el d�a de hoy.
�Qu� locura es esperar el mal antes de que acontezca! No desperdicies el
pensamiento de un solo momento en lo que puede que jam�s suceda. Preoc�pate
s�lo por el presente. El que se preocupa por las calamidades, las sufre
doblemente.

Olv�date del pasado y deja que Dios se preocupe del futuro. �l es mucho m�s
capaz que t�.


El octavo mandamiento del �xito

Debes aligerar tu carga si quieres llegar a tu destino.

�Cu�n diferente eres ahora del ni�o que fuiste! Llegaste a este mundo sin
nada, pero con los a�os te has ido sobrecargando con tanto equipaje pesado
en nombre de la seguridad, que tu viaje por la vida se ha convertido en un
castigo en vez de placer.

Aligera tu carga a partir de hoy.

Comprende que el verdadero m�rito del hombre se mide por los objetos que
rehusa perseguir o adquirir. Las grandes bendiciones de la vida ya est�n dentro 
de ti o a tu alcance.

Abre los ojos a la verdad antes de que tropieces precisamente con los
tesoros que tanto buscas. El amor, la paz de esp�ritu y la felicidad, son
joyas que ning�n tipo de fortuna, ninguna cantidad de tierras o monedas,
pueden exaltar o desperdiciar.

�Qu� recompensa hay en el oro, las sedas y los palacios si su posesi�n
destruye la felicidad que tan ciegamente diste por sentada? La mayor
falsedad del mundo es que el dinero y las propiedades del mundo pueden
llenar de gozo tu vida. Si la riqueza se convierte en parte de tu equipaje,
te empobrecer�s, porque entonces no ser�s m�s que un asno cuyo lomo se
dobla bajo el peso del oro que debes soportar hasta que la muerte aligere
tu carga.

De todos los bienes materiales innecesarios que abrazas, de todos los
placeres que gozas, no te podr�s llevar de este mundo m�s de lo que puedes
sacar de un sue�o. Admite la riqueza de mala gana en tu hogar, pero nunca
en tu coraz�n.

Y no le envidies a ning�n hombre sus grandes posesiones. Su equipaje ser�a
demasiado pesado para ti, como ya lo es para �l. T� no podr�as sacrificar, 
como �l, salud, paz, honor, amor, tranquilidad y conciencia para obtenerlas. 
El precio es tan alto que, al final, el trueque se convierte en una gran p�rdida.

Simplifica tu vida. Es m�s aquel que se contenta con menos.



El noveno mandamiento del �xito

Nunca debes olvidar que siempre es m�s tarde de lo que piensas.

Recuerda que el negro camello de la muerte siempre est� cercano. Vive
siempre con el pensamiento de que no vas a vivir para siempre. Es tal la 
iron�a de la vida que ese conocimiento, por s� solo, te permitir� gustar de la 
dulzura de cada nuevo d�a en vez de que lamentes la oscuridad de tus noches.

Todos hemos estado muriendo, hora tras hora, desde el momento en que
nacimos. Entender esto, hace que todas las cosas se sit�en en su
perspectiva apropiada, para que tus ojos se abran hasta que veas que estas
monta�as que te amenazan s�lo son mont�culos de hormigas, y esas bestias
que tratan de devorarte, no son sino mosquitos.

Vive con la muerte como tu compa�era, pero nunca le temas. Muchos tienen
tanto miedo de morir que jam�s viven; ten compasi�n de ellos. �C�mo pueden
saber que la felicidad de la muerte se nos oculta para que as� podamos
soportar mejor la vida?

Imag�nate que por la noche te llamen para siempre. Vierte l�grimas ahora,
mientras puedes hacerlo, por ese d�a de felicidad que le prometiste a tu
familia la semana pasada y la semana anterior, por el d�a de amor y de
risas del que nunca pudieron gozar porque estabas demasiado ocupado en
perseguir el oro. Y, ahora, tu familia tiene el oro, es verdad, pero con
todo �l ni siquiera pueden comprar la m�s leve de tus sonrisas.

Vierte l�grimas ahora, mientras tu coraz�n late todav�a, por las flores
cuyo aroma nunca aspiras, las buenas obras que jam�s har�s, la madre a la
que nunca visitar�s, la m�sica que ya no escuchar�s, las penas que nunca
aliviar�s, las tareas que no completar�s, los sue�os que jam�s realizar�s.

Recuerda que siempre es m�s tarde de lo que piensas. Fija esa advertencia
en lo m�s profundo de tu mente, no para que te cause congoja, sino para 
que recuerdes que el d�a de hoy puede ser todo lo que te quede.

Aprende a vivir con la muerte, pero nunca huyas de ella.
Porque si mueres, t� estar�s con Dios; y, si vives, �l estar� contigo.


El d�cimo mandamiento del �xito

Nunca debes esforzarte en ser otra cosa que t� mismo.

Ser lo que eres y convertirte en lo que eres capaz de llegar a ser es el
secreto de una vida feliz.

Toda persona tiene diferentes talentos, diferentes deseos, diferentes
facultades. S� t� mismo.

Trata de ser cualquier otra cosa que no sea tu ser genuino y, aunque
enga�es al mundo entero, ser�s diez mil veces peor que nada.

Nunca desperdicies ning�n esfuerzo en elevarte a lago que no eres por
agradar a otros.

Jam�s te pongas m�scaras falsas para satisfacer tu vanidad. Nunca te
esfuerces porque te estimen por tus logros, o dejar�n de estimarte por ti
mismo.

Observa a las plantas y a los animales del campo, c�mo viven. �Produce una
planta de algod�n siquiera una manzana? �Alguna vez ha producido un granado 
una naranja? �Acaso intenta volar un le�n?

S�lo el hombre, entre todos los seres vivos, neciamente se esfuerza por ser
distinto de lo que est� destinado a ser, hasta que la vida lo marca como un
inadaptado. Los inadaptados son los fracasados del mundo, corriendo siempre
tras una carrera m�s fruct�fera que jam�s encuentran, a menos que miren
detr�s de ellos.

T� no puedes escoger tu vocaci�n. Tu vocaci�n te escoge a ti. Has sido
bendecido con capacidades especiales que son s�lo tuyas. �salas, sean cuales 
fueren, y no trates de ponerte el sombrero de ning�n otro. Un conductor de 
carrozas con talento puede ganar oro y renombre con sus habilidades; pero ponle 
a cortar higos y se morir� de hambre.

Nadie puede ocupar tu lugar. Compr�ndelo y s� t� mismo. 
No tienes obligaci�n de triunfar.

Tu �nica obligaci�n es la de que seas t� mismo.

Realiza el mayor esfuerzo en las cosas que mejor haces y sabr�s, en tu
alma, que tienes el �xito m�s grande del mundo.

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Og Mandino

 

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