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Las historias paradigm�ticas de los grandes maestros de empresa de hoy

El caso de Ford Motors Company
Por Josef Schinwald*

     
La realidad es ciega, a veces. Los paradigmas son lentes a trav�s de los cuales vemos la realidad. A veces nos enceguecen. Ese fue el caso en la industria automotriz cuando Henry Ford asumi� por demasiado tiempo una semejanza entre los clientes que no era cierta.


Como aprendemos de la historia, las necesidades del cliente no son est�ticas; la gente y el ambiente cambian. Henry Ford aprendi� esa lecci�n muy duramente cuando all� por la d�cada de 1920 Alfred Sloan, de General Motors, construy� su pir�mide de producto desde Chevrolet hasta Cadillac. Y Ford fue un gran visionario. No es de extra�arse que Bill Gates haya estado aprendiendo principalmente de su dise�o de negocios innovador de la industria automovil�stica. No obstante, contrario a Ford, Gates ha estado cambiando sus lentes, su percepci�n o sus paradigmas frecuentemente, reinventando el dise�o de negocios de Microsoft continuamente y de manera muy rentable. 

�Construir� un autom�vil para la gran multitud�, proclam� Ford; y esa idea fue entonces revolucionaria, porque el coche se convirti� pronto en un s�mbolo de �status� concienzudamente fabricado por artesanos. Ford, as� como Gates en la industria de la inform�tica, no invent� el autom�vil ni la cadena de montaje: se propuso hacer un auto para todo el mundo.

A la temprana edad de diecis�is a�os, en contra de la voluntad de su padre, abandon� la granja en la que viv�a para irse a la Edison Illuminating Company en Detroit, adonde encontr� trabajo como aprendiz de mec�nico. En los a�os subsiguientes fue progresando y se convirti� en ingeniero principal. Muchos empresarios exitosos revelan que han tenido suerte, que han estado en el lugar indicado en el momento preciso. (Recordemos aquella publicidad de Bank of Am�rica: �The right man in the right place�: El hombre adecuado en el lugar adecuado). Yo pienso que es porque han hecho elecciones tempranamente en sus vidas, basadas en sus deseos innatos y en lo que era realmente importante para ellos. Luego determinaron su propio destino.

Cuando Henry Ford supervis� los motores de vapor y las turbinas que produc�an electricidad para Detroit Edison, se dio cuenta de que los inventores en EEUU y Europa estaban adaptando esos motores a veh�culos peque�os de transporte de pasajeros. Observ� el desarrollo temprano de autom�viles con el mismo vigor con que Gates y Allen descubrieron la computadora Altair de la compa�ia MITS en 1975. En 1886, Karl Benz obtuvo una patente por un autom�vil de gas crudo que exhibi� ese mismo a�o por las calles de Mannhelm, Alemania. Y en 1893, Charles y Frank Duryea, de Springfield, Massachusetts, construyeron el primer veh�culo de gasolina de los EEUU.

En la d�cada de 1890, a�n estando en Edison, Ford se propuso hacer un autom�vil. El d�a de Nochebuena de 1893 realiz� un �test� exitoso en uno de sus motores, en la pileta de la cocina. El motor era el coraz�n de la nueva m�quina que Ford quer�a constru�r. Durante los fines de semana y en la mayor�a de las noches, permanec�a en el cobertizo, en la parte de atr�s de la casa, construyendo el resto del autom�vil.

Ford demostr� que no era un mero aficionado: vendi� su prototipo por US$200, por entonces mucho m�s, teniendo en cuenta el poder adquisitivo, por supuesto, y continu� persiguiendo su sue�o. En aquellos tiempos, las primeras promociones automovil�sticas se hac�an mayormente en la pista de carreras. Entonces Ford verti� su pericia en un par de coches de carrera grandes. Los autos de Ford ganaron y un comerciante de carb�n de nombre Alexander Malcomson acept� apoyar a Ford en una nueva empresa comercial.

En 1903 formaron la Ford Motor Company, conjuntamente con otros inversores. La compa��a comenz� con un efectivo disponible de US$28000. Algunos aportaron otra clase de capital; por ejemplo, los hermanos Dodge, John y Horace acordaron proveer los motores.

La compa��a terceriz� y compr� la mayor�a de los componentes m�s importantes para sus nuevos modelos, una pr�ctica muy com�n por entonces, mucho antes de que Nike o Liz Claiborne, Inc., comenzaron a ver el patr�n de ganancia enfoc�ndose m�s en ciertas partes de la cadena de valor. Pero contrariamente a lo que pasa ahora, antes, la tercerizaci�n era una cuesti�n de disponibilidad de capital m�s que de reconocer que algunas actividades son m�s rentables que otras.

En 1903 los 125 trabajadores de Ford hicieron 1700 coches en tres diferentes modelos. Los autos eran comparativamente costosos, y el rumbo de la compa��a hacia modelos a�n m�s caros hab�a preocupado a Henry Ford. A ra�z de que Ford estaba convencido de que los precios altos disminu�an la velocidad de la expansi�n del mercado y eran contrarios a su visi�n de hacer un autom�vil para todos, proclam�: �construir� un autom�vil para la gran multitud�. Y eso constituy� un gran cambio de paradigma. Era revolucionario ya que, hasta entonces, el autom�vil hab�a sido un s�mbolo de �status� meticulosamente fabricado por artesanos.

Durante una carrera de coches en Florida, Ford examin� los restos de un auto franc�s y percibi� que muchas de sus partes eran de un acero m�s liviano que �l normal, pero nadie en EEUU sab�a como hacer ese material. Entonces, Ford decidi� traer un metal�rgico de Francia y financiar un molino de acero. Como resultado de eso, los �nicos coches del mundo que utilizaron acero de vanadio durante los pr�ximos cinco a�os ser�an autos de lujo franceses y el Ford T. Este podr�a averiarse de vez en cuando, pero no se romper�a.

El auto que finalmente surgi� del dise�o de Ford en la f�brica cambiar�a a los EEUU para siempre. Por US$825, un cliente del Ford T podr�a llevar a casa un auto que era liviano, de aproximadamente 600 kilos; relativamente poderoso, con un motor de cuatro cilindros y veinte caballos de fuerza, bastante f�cil de conducir, con una transmisi�n a pedal de dos velocidades. Y simple, robusto, y vers�til, el peque�o auto estimular�a la imaginaci�n p�blica.

Como nos explica Daniel Gross en su libro Forbes Greatest Business Stories of all Times, este auto �verdaderamente sorprendi� a su inventor: cuando Henry Ford sac� de la f�brica el prototipo para probarlo por primera vez, estaba demasiado nervioso para hacerlo. Un empleado tuvo que tomar el volante.�

En su primer a�o, en 1908, se vendieron m�s de diez mil, un nuevo r�cord para un modelo de autom�vil. Con la creciente demanda, Ford se dio cuenta de que no s�lo ten�a que constru�r una nueva f�brica, sino adem�s un nuevo sistema de producci�n dentro de la f�brica en cuesti�n.

�Voy a democratizar el autom�vil�, hab�a dicho Henry Ford en 1909. �Cuando lo haga, todos podr�n comprarse uno, y casi todos tendr�n uno.� Los medios para esto era una continua reducci�n en el precio. Ignorando las opiniones ortodoxas, Ford continuamente sacrificaba m�rgenes de ganancia para incrementar las ventas. De hecho, las ganancias por auto cayeron, ya que rebaj� dr�sticamente los precios de US$220 en 1909 a US$99 en 1914. Pero las ventas estallaron, aumentando a 248000 coches en 1913. Adem�s, Ford demostr� que una baja en los precios podr�a aumentar las ganancias, ya que el beneficio neto creci� de US$3 millones en 1909 a US$25 millones en 1914.

La ley de negocios universal, que se traduce en la ecuaci�n matem�tica, retorno a la inversi�n = margen de ganancia x velocidad (ventas dividido por los activos) parec�a funcionar m�gicamente para Ford Motor Company, a ra�z de que las ventas se incrementaban con la automatizaci�n de procesos y , por lo tanto, los costos eran m�s bajos y los activos relativamente livianos.

Los experimentos de Ford con respecto a la automatizaci�n continuar�an cada d�a en los pr�ximos diecisiete a�os, bajo una de sus m�ximas: �todo siempre puede hacerse de mejor manera de lo que se hace.� Ford y sus expertos en eficiencia examinaban cada aspecto de montaje y probaban nuevos m�todos para incrementar la productividad.

Y aqu� hay otro revelador ejemplo de estrategia desde �fuera hacia dentro�. Ford dice haber encontrado la inspiraci�n para el mayor progreso de todos, la cadena de montaje m�vil, en un viaje a Chicago donde vio como preparaban la carne de vaca. En los corrales de ganado, los carniceros quitaban ciertos cortes cuando pasaba cada res, hasta que no quedaba nada. Y Ford revirti� el proceso.

El tiempo era fundamental. El tiempo de montaje para el chasis de un Ford T se redujo de doce horas treinta minutos a s�lo cinco horas cincuenta minutos. Y el ritmo se aceler�, ya que los ingenieros de producci�n de Ford experimentaron continuamente, haciendo la primer cadena de montaje en la industria automotriz m�s y m�s efectiva.


Henry Ford introduj� un nuevo salario m�nimo para convertir sus empleados en clientes

En 1914, 13000 operarios de Ford hicieron 260720 autos. Comparando con el resto de la industria, 66350 trabajadores hicieron 286770 coches. Y en 1914, Henry Ford anunci� un nuevo salario m�nimo de cinco d�lares por un d�a de ocho horas, adem�s de un plan de participaci�n en los beneficios.

Ford fue proclamado el amigo del trabajador, como un perfecto socialista o como un lun�tico que quisiera llevar su compa��a a la bancarrota. Pero los n�meros le dieron la raz�n. Entre 1914 y 1916, las ganancias de la compa��a se duplicaron de US$30 millones a US$60 millones. �El pago de cinco d�lares por d�a por una jornada de ocho horas fue uno de los mejores movimientos en marteria de reducci�n de costos que jam�s hemos hecho,� dijo m�s tarde.

Pero lo m�s sorprendente de todo, la nueva escala de salarios de Ford, convirti� a los trabajadores en clientes; y as� expandi� el mercado, llevando su sue�o de construir un auto para la multitud m�s cercano a la realidad. En 1921, el Ford T absorb�a el 60 por ciento del mercado de nuevos autom�viles.

Sin embargo, el paseo en Ford T lleg� a su fin. Henry Ford asumi� por demasiado tiempo una rutina entre los clientes que no fue conveniente. No pudo cambiarse los lentes cuando las condiciones del mercado cambiaron nuevamente y un nuevo paradigma de negocios surgi� como respuesta. Otro fabricante de autos estaba buscando un lugar en ese sector, cre� un nuevo paradigma, cambiando las reglas del juego. Era Alfred P. Sloan, en General Motors, quien comprendi� la nueva estratificaci�n de la riqueza que surg�a entre los clientes y que nadie en Ford Motor Company hab�a visto; observ� nuevas prioridades de clientes y concibi� un nuevo e ingenioso modelo de ganancia, la pir�mide producto.

Sloan comenz� a ofrecer Chevrolets baratos con accesorios de avanzada que el Ford T no ten�a. El Chevy ven�a con encendido el�ctrico y tres velocidades. Estos nuevos rasgos combinados con un nuevo estilo era lo que muchos clientes prefer�an. Y adem�s ofreci� un modelo diferente para cada bolsillo, como el Buick, o el Cadillac, y as� se construy� la primer pir�mide de producto que hoy en d�a conocemos mediante las diferentes tarjetas de cr�dito de American Express, o las diferentes ofertas de combustible en las estaciones de servicio, o bien con la pir�mide de los relojes suizos de Nicholas Hayek, el fundador de Swatch.


Henry Ford rechaz� aun considerar reemplazar a su amado Ford T

En lo que a �l se refer�a, el Ford T era Dios y sus empleados deb�an desechar falsas im�genes; un caso cl�sico de fijaci�n de viejo paradigma, a menudo responsable de fracasos en negocios. Ford se volvi� nost�lgicamente apegado a su �xito en el pasado y no pudo reconocer que el cambio es lo �nico constante en el mercado. Enceguecido por el viejo paradigma no pudo ver nuevas oportunidades de creaci�n de riqueza. Y la pir�mide producto de Sloan continu� sac�ndole clientes al deprimido Ford T.

En 1926 las ventas del Ford T hab�an ca�do mucho. Las realidades del mercado finalmente convencieron a Henry Ford de que el final se acercaba y en 1927, Ford anunci� el fin de la producci�n del Ford T.

Por fortuna, Edsel, su hijo, hab�a estado desarrollando poco a poco nuevos dise�os de coches, y estaba listo para trabajar en un nuevo modelo, el A. Fue un �xito desde su lanzamiento en diciembre de 1927, y puso a la compa��a otra vez en una nueva trayectoria de crecimiento.

En 1929, Ford, General Motors, y la recientemente formada Chrysler Corporation, conocidas entonces y ahora como las Tres Grandes, ten�an el 80 por ciento de la cuota del mercado.

La historia de la industria automotriz est� llena de ilustrativas lecciones. No es de extra�ar que Bill Gates dedique una gran cantidad de su tiempo a estudiarla muy profundamente para aprender y anticipar nuevos movimientos estrat�gicos en la industria de la inform�tica.

En la actualidad, Toyota domina por completo el mercado mundial en esta industria: su capitalizaci�n de mercado es mayor que la suma de Ford, General Motors y Daimler Chrysler, y lo ha sido por los �ltimos 20 a�os. Total Quality Management (TQM) y su fundador, Edward Deming, dijo que una de las pocas compa��as que realmente hab�a interiorizado su ense�anza era Toyota.


Toyota ense�� el m�todo TQM a trabajadores de primera l�nea

Toyota se dio cuenta de que s�lo los trabajadores de primera l�nea comprend�an el proceso, y no los gerentes. Toyota redefini� radicalmente alguna de las relaciones de autoridad, un verdadero ejemplo de innovaciones en infraestructura: verdaderamente uno de los m�s sorprendentes ejemplos de redise�ar un dise�o de negocios.

Toyota hac�a en la d�cada del 60, 6000 autos por a�o. Y siguiendo el acercamiento �desde afuera hacia dentro� a la estrategia, los ejecutivos de Toyota fueron a Detroit y preguntaron c�mo fabricaban y segmentaban los por entonces grandes jugadores en esa industria.. Lo que encontraron fue un problema y una oportunidad; los tres grandes ten�an una obsesi�n incre�ble por mantener las m�quinas en funcionamiento permanentemente.

Analizaron los informes financieros de los tres grandes fabricantes de autom�viles en los Estados Unidos y, sorpresivamente descubrieron que se gastaban 60 millones de d�lares en m�quinas, y m�s de 350 millones en personas. Los ejecutivos de Toyota no pod�an entender por qu� Ford, GM, y Daimler Chrysler no hac�an nada para ocupar m�s a la gente �n vez de preocuparse excesivamente de las m�quinas. Y ahora en Jap�n, un trabajador est� haciendo lo que hacen 9 trabajadores en Detroit, la cuna de la industria automotriz.

GM, Ford, y DC venden 500 mil millones de d�lares al a�o en autos, y su valor de mercado es de 112 mil millones de d�lares. Por otro lado, Toyota vende 106 mil millones y est� valuada en m�s de 115 mil millones de d�lares. Otra paradoja de negocios: muchas menos ventas pero un valor de mercado mayor que el de los tres grandes de Detroit juntos.

El futuro ya es presente; s�lo que est� distribuido desigualmente. Toyota hizo que el futuro se tornara en presente cuando, hace dos d�cadas, reconoci� la importancia de Total Quality Management para una rentabilidad superior y crecimiento de valor, mucho antes que sus competidores norteamericanos. Es la gente, no las m�quinas y los activos intangibles, y no los tangibles solamente, quien tiene la sart�n por el mango. Recuerde, es la mente la que hace que el cuerpo funcione.

El modo de pensar empresarial de Toyota, de anticipaci�n estrat�gica, centrado en la ganancia y en el cliente, hizo reconocer a la compa��a que Alfred Sloan no perfeccion� su pir�mide producto, dejando espacios vac�os con respecto a los restantes niveles de la pir�mide. As� entraron con un Toyota m�s barato desde hace d�cadas en el mercado norteamericano. Recientemente, con la l�nea Lexus invadieron el segmento lucrativo de clientes concientizados en productos de lujo e imagen. �Ustedes quieren saber qu� piensan los reinventores de dise�o de negocios de Toyota hoy d�a? Que existen todav�a muchos niveles incompletos en la pir�mide producto de la industria automotriz donde ellos pueden competir: las categor�as de Jaguar, Jeep, LandRover, y Volvo.

 



*Josef Schinwald Especialista en Innovaci�n en Dise�o de
Negocios, y Director Regional - responsable en la implementaci�n
y dise�o de estrategia en el Continente (15 pa�ses en total) de
News World Communications, Inc. (UPI-United Press International,
The Washington Times y varias publicaciones Hispanas a lo largo
de las Americas). 

Josef Schinwald
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