Tal vez usted se encuentre con problemas que aparentemente no son posible resolver, la mejor solución es reflexionar y barajar todas las opciones posibles para solucionarlo.
Andr�s: Esto es realmente decepcionante, Esteban. Llevamos tres semanas con esto y todavía nos separan diez mil dólares. Si piensa que el período de amortización para ese dinero son trienta años la diferencia es realmente insignificante.
Esteban: Lo siento, Andrés, pero diez mil dólares son diez mil dólares. Mercedes y yo deseamos de verdad tener la casa, est� en un barrio espléndido y sería perfecta para crear una familia pero ya hemos ofrecido demasiado. No podemos ir más allá.
Mercedes y yo llevamos casados solo unos pocos meses. El piso en el que vivíamos cerca de la playa no era lo bastante espacioso para albergar a la familia en la que pronto pensábamos convertirnos el lugar era magnífico, a solo dos manzanas del océano, y la vista era maravillosa, pero 110 metros cuadrados eran demasiado poco.
En 1998 el mercado de la vivienda en el sur de California estaba en plena expansión. El número de potenciales compradores superaba con mucho la oferta. Muchos compradores dieron por sentado que el mercado continuaría progresando en el futuro. �Por qué no habría de ser así? Se vivía bien entonces. La combinación de estos factores hizo que muchos vendedores se mostraran inflexibles a la hora de defender sus posiciones.
Andrés, nuestro agente inmobiliario, había presentado la última oferta de los vendedores. Parecía imposible que nuestras respectivas posiciones pudieran llegar a encontrarse alguna vez aunque estábamos dispuestos a pagar algo más de dinero por la casa debido a su calidad y localización cerca de Kate Sessions Park, lo cierto es que no tenía garaje, la instalación eléctrica no estaba en buen estado y el tejado necesitaba una reparación antes de que empezara el invierno.
Por otra parte los vendedores que originalmente vendían la casa por 40 mil dólares, estaban tratando de sacar el máximo beneficio posible para después jubilarse Andrés, nuestro agente propuso que quemáramos hasta el último cartucho para llegar a un compromiso que satisficiera a todas las partes, Andr�s se reunió en su oficina con Carla, la agente inmobiliaria de los vendedores, para discutir los agentes una vez más.
Andrés: Carla, tal vez deberíamos reflexionar sobre alguna alternativa que nos permita superar este punto muerto. Solo nos separan 10.000 dólares, tiene que haber algo que podamos hacer, conozco a la familia Cando hablan en serio sobre comprar la casa y estoy seguro de que los Larrea también desea la venta. Todavía podemos llegar a un acuerdo en la que todos salgan ganando.
Carla: Tienes razón, Andrés debemos hacer todo lo posible.
Andr�s: He hablado con los Cando y me han dicho que están preocupados sobre ciertas operaciones que tendrán que llevar a cabo una vez que tomen posesión de la vivienda. Como te indique la semana pasada la inspección de la propiedad determinó que había que cambiar el tejado los inspectores también detectaron señales de daños ocasionados por las termitas, as� como que la instalación eléctrica no se ajustaba a las normas.
Carla: �Qué propones entonces, Andrés?
Andrés: Lo que pretendo es que los Larrea consideren la posibilidad de financiar las reparaciones que necesitan llevar a cabo la familia Cando. Eso disminuiría significativamente la distancia entre ambas partes.
Carla: Les pediré que lo tengan en cuenta. Hay otra posible solución, Andrés. Como sabes, los Larrea pusieron su casa en venta con la condición, en principio, de que los electrodomésticos, las alfombras y el mobiliario no serían para el nuevo propietario.
Andrés: En efecto.
Carla: Bien, resulta que la vivienda a la que se trasladan los Larrea es considerablemente más peque�a que la anterior, por lo que ahora están interesados en vender el frigorífico, la lavadora, la secadora, el mobiliario doméstico y el del jardín.
Andrés: Esto puede ser muy útil. Los Cando viven actualmente en un piso. No tienen demasiados muebles ni electrodomésticos. Creo que cuentan con uno de esos bloques compactos de lavadora y secadora, y no tienen ningún mobiliario de jardín �Sabes cuánto piden los Larrea por todo el material?
Carla: Andrés, no lo sé, pero estoy segura de que podré obtener rápidamente una lista completa de precios.
Andrés: Estupendo, Carla. Puede que consigamos llegar a un acuerdo en lo que respecta al tema de las reparaciones y el mobiliario. Después de hacer todo esto, creo que nos habremos acercado bastante.
Carla: Por si todo esto no fuera suficiente, yo estaría dispuesta a cobrar una comisión un poco mós baja si con ello cerramos el trato. �Qué opinas, Andrés? �Harías tú lo mismo?
Andrés: � Por supuesto!. La mitad de una comisión es mejor que nada. Presentemos estas ideas a nuestros clientes y veamos si es posible cerrar el acuerdo satisfactoriamente.