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Ya no pedimos calidad. Ahora lo que pedimos es velocidad, flexibilidad,
precio y, sobre todo, relevancia para nosotros -en lo individual- como
consumidores. La calidad es algo dado, impl�cito y presente como un hecho
invisible. Distinguir, por ejemplo, entre las diversas marcas de
televisores en cuanto a la variable "calidad" es complicado.
Sony tendr� su fama, pero tengo una televisi�n viejita -marca Emerson-
que a pesar de estar golpeada y maltratada funciona de maravilla.
Es raro llegar a la tienda en
busca de la de "mayor calidad"; en todo caso somos m�s precisos
y pedimos que dure m�s, o que tenga mayor nitidez de imagen, que requiera
de menos servicio, que se consigan refacciones r�pido, que la entrega sea
inmediata, que sea f�cil de operar.
Es un tema bastante trillado y hasta llega a nivel clich�: la calidad no
puede ser la base para construir una ventaja competitiva. Tiene que ser
otra la dimensi�n sobre la cual se apalanque el �ngulo estrat�gico de
la empresa y a partir de ah� se alinee al resto de la organizaci�n. Cada
actividad tiene que estar construyendo y reforzando la ventaja
competitiva, y si no lo est� haciendo entonces estorba.
Tres historias breves sobre calidad:
1.- Motorola estaba en su convenci�n anual donde, en un auditorio,
estaban reunidos cientos de ejecutivos de primer nivel. Casi al cierre de
la convenci�n, el sonriente director general pregunta: "bien, �algo
m�s?" Y all� al final de las filas un ejecutivo levanta la mano y
se pone de pie. Hace una pausa, mientras todas las miradas le apuntan, y
dice: "s� hay una cosa m�s... nuestra calidad apesta
(sucks)"... Y silencio, confusi�n y terror.
El director general, intrigado, empez� a cuestionar al ejecutivo, que -en
opini�n de sus colegas- hab�a puesto su cuello en la soga. Pero lejos de
ahorcarlo se le cit� al d�a siguiente para adentrarse en el tema.
Este famoso incidente fue lo que llev� a la creaci�n de lo que
internacionalmente se conoce como el programa de Sigma Seis (pr�cticamente
cero defectos) de Motorola y que luego acab� por expandirse por el mundo.
Pero esto ocurri� hace m�s de 14 a�os. En s� misma, ya no es noticia
ni ventaja.
2.- Siempre es un tironeo de dos fuerzas: los de ventas y mercadotecnia
quieren flexibilidad y surtido; los de manufactura quieren estandarizaci�n.
Y parece que Volkswagen encontr� la f�rmula.
El nuevo "escarabajo" Beattle, el Jetta, el Golf,
el Audi A4, el Skoda Octavia, el Seat Toledo, y el Audi
TT comparten la misma plataforma automovil�stica.
Esta estrategia de Volkswagen es genial. Acostumbrado a manejar en su
proceso de manufactura cerca de 20 plataformas completas y diferentes,
redujo el n�mero a s�lo cuatro o cinco. Los ahorros en costos de
manufactura y eficiencia son impresionantes.
�Y qu� piensa el usuario o el prospecto?
Ni cuenta se da. Las plataformas compartidas no son importantes para el
consumidor.
Volkswagen se enfoc� a las variables relevantes -donde m�s se impacta al
consumidor. �Para qu� gastar dinero en cosas que el cliente no valora ni
toma en cuenta? Las ofertas espec�ficas fueron dirigidas a lo que los
diferentes segmentos valoraban: la marca, comunicaci�n, el estilo, el
equipo, el servicio y en general toda la experiencia est�tica, sensorial
y emocional que pueden generar los autos.
En la estrategia multisegmento en �reas relevantes: se parte de una gran
inversi�n b�sica, y la empresa se concentra en hacer modificaciones
menores en las �reas precisas, donde el cliente percibe la relevancia.
3.- Tambi�n relacionada con los autos; hace algunos a�os, en una gu�a
seria y t�cnica de compra de autom�viles se determin� que en Estados
Unidos el auto n�mero uno en calidad era el Volkswagen Jetta.
Sin embargo, en ventas, el Jetta ocup� apenas el lugar n�mero 12.
Y, por otro lado, el auto n�mero uno en ventas, el Ford Escort,
fue el n�mero 11 en calidad.
�Qui�n decide entonces la calidad de un producto?
Bajo la perspectiva estereotipada del ingeniero que goza, disfruta y se
obsesiona por el proceso de fabricaci�n y las caracter�sticas del
producto, las medidas tradicionales para formas y par�metros de calidad
suelen ser f�sicas y de rendimiento. Pero la calidad se define cada vez
menos en laboratorio, y cada vez m�s en la mente y en los
"sentidos" del consumidor.
La percepci�n del consumidor sobre el producto, incluida la calidad, pesa
m�s que la realidad, o mejor dicho, como les encanta decir a los mercad�logos,
es la realidad.
Aqu� se presentan dos aspectos: uno es de comunicaci�n, el otro es de
percepci�n.
De qu� sirve fabricar -por ejemplo- el mejor sill�n de oficina si el
mercado no lo sabe. Es un requisito que se sepa de la existencia del
producto y d�nde se puede conseguir. En el pante�n de productos que no
tuvieron �xito se pueden encontrar excelentes innovaciones, de gran
calidad, pero que no pudieron hacerse notar en la saturada mente del
consumidor.
Por el lado de la percepci�n est� el experimento del sabor: se le
presentaron a los consumidores dos tipos de nieve, una de vainilla color
vainilla y otra de vainilla color chocolate; o sea la misma nieve pintada
de otro color. Cuando se hizo la prueba del sabor, los consumidores, en su
abrumadora mayor�a, contestaron que una era de chocolate -y gust� en
general m�s- y otra de vainilla, aunque las dos eran de vainilla.
No se trata de minimizar la funci�n de calidad. Si un producto bien
percibido tiene problemas de calidad el negocio acabar� por desaparecer;
pero, nuevamente, la calidad no puede ser toral en la creaci�n de
ventajas competitivas.
Es imposible hablar de calidad sin hablar de calidad percibida. La
calidad, tarde o temprano, la define el cliente. Y por eso la calidad es
una experiencia personal y subjetiva.
Una vez m�s: el �xito en el mercado depende m�s de la percepci�n que
tenga el consumidor, que por la calidad intr�nseca del producto.
*Horacio
Marchand
Consultor de empresas y catedr�tico de
la Escuela de Graduados del ITESM
Es experto en las �reas de mercadotecnia estrat�gica y planeaci�n.
Sus l�neas de investigaci�n incluyen posicionamiento estrat�gico,
retenci�n de clientes, comunicaci�n integral y nuevas tendencias
en mercadotecnia.
De �l dijo la Revista Latin Trade
Si
pudieran utilizarse los t�rminos de la televisi�n, Horacio
Marchand
es uno de los profesores con m�s rating del programa de maestr�a
de
Administraci�n de Empresas del Instituto Tecnol�gico de Monterrey"
Visite el sitio web del autor: www.horaciomarchand.com
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